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Covid-19 y vacunación: plantean la ausencia de la bioética en la definición de los grupos prioritarios

Covid-19 y vacunación: plantean la ausencia de la bioética en la definición de los grupos prioritarios

A juicio de la abogada Natalia González, quien es magíster en Bioética, plantea que el plan de inoculación en Chile debiera estar “basado en criterios sustancialmente éticos, en valores y principios asumidos universalmente, como la protección frente a la vulnerabilidad, la igualdad, la equidad y la reciprocidad”.
La profesional afirma que hay que preguntarse si ¿Va a primar la vulnerabilidad de los enfermos crónicos o el utilitarismo de reactivar la economía?

Este 3 de marzo se cumplirá un año desde que se tuvo conocimiento del primer caso de contagio de COVID-19 en Chile, momento en el que tras el desconcierto inicial se dio paso a una serie de medidas provenientes del Ejecutivo para evitar que el número de contagios aumentara, y por ende el número de fallecidos.
A medida que el número de casos se incrementó, comenzó la carrera en la industria farmacéutica mundial por registrar fórmulas de inmunización contra la enfermedad hasta que finalmente, en diciembre de 2020, en el país comenzó la vacunación del personal de salud y luego de los adultos mayores y otros grupos definidos por el Ministerio de Salud.
A juicio de la académica y magister en bioética, Natalia González, si bien el proceso ha sido exitoso desde el punto de vista de la cobertura, un importante aspecto ha estado ausente del debate: la bioética. “El panorama se ensombreció al conocer que más de 37 mil personas se han vacunado sin pertenecer a los grupos etarios priorizados, ni al personal de salud, ni son residentes de hogares de ancianos, ni personal que realiza servicios esenciales o críticos, cuestión que nos hace preguntarnos: ¿qué criterios se han usado para determinar quién debe acceder a la vacuna?”.
La bioética, explica la abogada, es una disciplina que surgió el siglo pasado y que se fue perfilando por efecto de distintos hechos históricos como los Juicios de Nuremberg, el caso de la Talidomida, la clonación de la oveja Dolly y que hoy tiene algo que decir a propósito de la pandemia mundial que estamos viviendo.

“Sobre el plan de vacunación impulsado en Chile sabemos el Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Inmunización se pronunció en diciembre del año pasado por vacunar en primer lugar al personal de salud clínico y administrativo en atención abierta, cerrada y urgencias, a quienes prestan apoyo en laboratorios, farmacias, administrativos, etcétera. Personas residentes en centros de larga estadía, en centros del SENAME o en convenio con esa institución, en instituciones de atención de salud mental y personas privadas de libertad. Personal crítico de la Administración del Estado, Fuerzas de Orden y Seguridad, y en una segunda fase a las personas mayores de 65 años y las que tengan alguna comorbilidad” explica González.
Si miramos más allá de nuestras fronteras el Comité de Bioética de España mostró su satisfacción porque la perspectiva bioética haya estado presente en un debate como es el de la priorización de las vacunas por ser un recurso sanitario tan importante, “es más este organismo formó parte del Grupo de Trabajo técnico sobre priorización en el acceso a las vacunas. Pero en Chile no aparece información alguna en la web del Ministerio de Salud sobre el pronunciamiento de la Oficina Ministerial de Bioética sobre el proceso de vacunación, ni de alguna asesoría en este tema, como sí ocurrió con el manejo de pacientes en estado crítico”, afirma la profesional, quien es candidata a constituyente por el Maule Norte.
“Sabemos que el calendario de vacunación fue cambiado, que se procedió a vacunar a personal de los distintos poderes del Estado a pesar de que se encuentran desempeñando sus funciones bajo la modalidad de teletrabajo, que se aplazó la inmunización de enfermos crónicos hasta el 8 de marzo, y por otra parte, algunos gremios del sector de la producción claman por ser incluidos entre los grupos prioritarios. Recordemos que la vacuna es gratuita y voluntaria. Ante este escenario, no podemos sino preguntarnos ¿dónde queda el clásico principio bioético de justicia? ¿Va a primar la vulnerabilidad de los enfermos crónicos o el utilitarismo de reactivar la economía? Pareciera ser que la respuesta a esta última interrogante debiese ser que el plan de vacunación se debiera estar basado en criterios sustancialmente éticos, en valores y principios asumidos universalmente, como la protección frente a la vulnerabilidad, la igualdad, la equidad y la reciprocidad, para dar la señal de preocupación por las personas, y por lo que es más importante, como han dicho por ahí, la vida está primero”, subraya la abogada.

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