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Hay que escuchar a los jóvenes. Por Raúl Caamaño Matamala, profesor Universidad Católica de Temuco

Hay que escuchar a los jóvenes. Por Raúl Caamaño Matamala, profesor Universidad Católica de Temuco

¿…? ¡Sí!, hay que escuchar a los jóvenes. Hay que escuchar a los jóvenes, también. ¿Por qué? Son poco más de 1800 millones los jóvenes, a nivel planetario, quienes tienen entre los 10 y los 24 años; son prácticamente un cuarto de la población mundial, y es absolutamente necesario escucharlos, leerlos. En mi entorno, el de mis cursos regulares, semestre a semestre, yo los escucho y los leo.
¿Por qué debemos hacerlo? Porque el futuro es de ellos, es con ellos; en 10, en 20, en 30 años más regirán, y nosotros, varios, muchos, ya apuraremos el retiro, sino habremos migrado ya, hace muuuuucho rato.
Yo los escucho y los leo. Particularmente, desde que hago docencia, esto es, desde 1972, y son varias generaciones de estudiantes, a quienes, semestre a semestre, los veo, los escucho, los leo. Y, en particular, por más de dos décadas, recibí, conocí, escuché a casi dos millares de jóvenes, las variadas razones del porqué sus estudios peligraban, tras uno o dos años de zozobras, supe de sus tribulaciones y, en particular, de sus sueños o esperanzas.
Ahora último, ya por dos años, de modo sistemático, les he pedido a algunos, que escriban sus sueños, que escriban acerca del Chile que sueñan, a semejanza de cómo en otra etapa de su vida escribiera el cardenal Raúl Silva Henríquez, un texto señero, titulado “Mi sueño de Chile”. Esos fueron seis párrafos, y en ellos expresó sus ideas un día de noviembre de 1991, casi treinta años ya.
Pues bien, estos jóvenes chilenos, los de hoy, de casi veinte años o algo así, también tienen sueños, los han ido construyendo en su memoria, desde sus realidades personales, familiares, comunitarias, desde sus experiencias de vida, desde sus entornos sociales, ni más ni menos.
Y estos testimonios han sido construidos en los dos últimos años, mediando, primero, signos de estallido social, luego, en tiempo de confinamiento, por pandemia y, finalmente, ad portas de decisiones políticas acerca de un proceso constituyente.
Los jóvenes de hoy son los que decidirán, conducirán, sino regirán en poco tiempo más. Los jóvenes de hoy construirán familias, formarán parte de comunidades. Hay que escucharlos, hay que leerlos, sea en instancias de formación académica, en interacciones de aula, en entrevistas, en exposiciones individuales o grupales, en escritos académicos, en ensayos, en creaciones literarias, en creaciones de arte, en expresiones musicales, en conversaciones simples y llanas.
Hay que escucharlos, leerlos, verlos. Es necesario poner atención a sus textos, los verbales y no verbales, esos textos son su expresión, su manifestación, son sus sueños, sus deseos.
Hay que escuchar a los jóvenes de hoy, hoy.

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