En Chile, el 40,6% de los mayores de 15 años son fumadores, siendo el grupo etario entre 20 y 49 años los que más fuman. Su consumo está asociado a enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cardiaca, infartos cerebrovasculares, neumonías, cáncer pulmonar y otros cánceres; pero también está altamente asociada a enfermedad de las encías.
La enfermedad de las encías se caracteriza por una inflamación que comienza en el borde de la encía, por la acción de bacterias que se multiplican allí cuando no logramos eliminarlas completamente con nuestra higiene diaria, el sistema de defensa de nuestro organismo; llamado sistema inmune, logra en una primera instancia mantener la carga de las bacterias baja, gracias a que a través de pequeños vasos sanguíneos (capilares) que se dilatan en la encía; salen las células de defensa para destruir las bacterias; y así, evitar que los microorganismos penetren rápidamente hacia el hueso y tejidos que anclan los dientes al hueso de la cara. Esta lucha entre los microorganismos y las células de defensa es constante, en algunas oportunidades la carga de bacterias sobrepasa a la defensa, y se produce pérdida del tejido de anclaje en pequeña cantidad; luego, el sistema inmune logra contrarrestar la acción destructiva de las bacterias, así es como esta enfermedad llamada periodontitis, va sumando destrucción; llevando en un futuro a la pérdida progresiva del tejido de anclaje del diente que ocasiona finalmente la pérdida de uno o varios de ellos.
El hábito de fumar a nivel de la encía genera una vasoconstricción de sus capilares; así las bacterias tienen vía libre para destruir; ya que no hay presencia de células de defensa que las ataquen, por lo tanto; un paciente fumador tiene una velocidad de destrucción mayor del hueso y pérdida de dientes a una edad más joven.
Como ya mencioné, esta enfermedad se caracteriza por inflamación, que se traduce en enrojecimiento y sangrado de las encías durante el cepillado e incluso al alimentarse, estos signos llevan a muchos a consultar al dentista. Debido a que los componentes del cigarro producen vasoconstricción de las encías, entonces no veremos enrojecimiento ni sangrado; a pesar que las bacterias estén instaladas allí destruyendo el tejido óseo, esto implica que muchos fumadores no consulta en estados iniciales de la enfermedad, solo acuden a un dentista cuando sienten los diente móviles debido a la gran pérdida ósea.
