Cómo ordenar las rutinas de sueño en los niños y niñas. Por Paula Fuentes Coordinadora Diplomado en Orientación Educacional, Vocacional y Familiar

Cómo ordenar las rutinas de sueño en los niños y niñas. Por Paula Fuentes Coordinadora Diplomado en Orientación Educacional, Vocacional y Familiar

Marzo es sinónimo de vuelta a clases, y si bien la mayoría de los niños y niñas se adaptan rápidamente a los cambios que este mes trae consigo, también existe un grupo no menor que le cuesta más de lo normal adaptarse; sobre todo cuando deben acostarse más temprano de lo que acostumbran durante el período estival.

El verano, para los niños y niñas, es sinónimo de vacaciones, sol, naturaleza, descanso y también de olvidarse un poquito de esas rutinas que se requieren para funcionar durante el año escolar. Es una desconexión necesaria, ya que les reporta beneficios a corto y largo plazo a nivel físico, mental, emocional y social.

Si les preguntáramos a los niños si quieren seguir de vacaciones, sin lugar a duda, sería un rotundo sí. Sin embargo, todo lo que empieza tiene un final y marzo no se hace esperar. Por eso, mientras antes comiencen a retomar las rutinas, mejor preparados estarán para cuando el despertador nuevamente suene al alba. A continuación, se mencionan algunas recomendaciones para ayudar a los más pequeños del hogar a adquirirlas y retomarlas nuevamente:

  1. Paciencia: Se requiere de mucha paciencia para adquirir o retomar una rutina. Esta no se aprende en un solo día, algunos lo lograrán en una semana y otros en dos o más. Recuerde que todos los niños tienen distintos ritmos de aprendizaje.
  2. Consenso: Imponer una rutina posiblemente traerá más de un problema dentro del hogar. Por ello, se sugiere llegar a consensos sobre la hora de ir a dormir. Lo ideal es ir poco a poco adelantando la hora de ir a la cama, así el primer día de clases no será una guerra contra Morfeo.
  3. Enseñar: Debemos dejar de creer que los niños no comprenden las razones o los porqués de ciertas situaciones. Enséñeles, por ejemplo, que el buen dormir les permite estar más sanos, más felices, tener energía para jugar, como también para tener un mejor rendimiento y comportamiento en el colegio.
  4. Ser modelo: El buen dormir es un estilo de vida saludable, que se aprende a temprana edad y exclusivamente en el hogar. Los padres y los otros miembros de la familia serán el modelo que los niños tendrán con respecto a la higiene del sueño. Por ejemplo: no podemos acostar a los más pequeños mientras en la otra habitación su hermano adolescente juega a exterminar zombis, entre gritos que se escuchan en toda la casa.
  5. Flexibilidad: Mantener una rutina diaria permite que los niños habiten un ambiente que es predecible, donde las tareas y responsabilidades que deben cumplir antes de ir a dormir están claras. Sin embargo, también hay días, como viernes o sábado, en que podemos flexibilizar los horarios y así les damos la oportunidad de compartir una noche de diversión en familia.

El buen dormir es una necesidad básica del ser humano y fundamental en todas las etapas de la vida, pero en la infancia y niñez es esencial para su óptimo desarrollo físico, cognitivo y psicosocial. Por eso, establecer rutinas del buen dormir conlleva desarrollar hábitos que acompañarán a los niños hasta la vida adulta y determinarán su calidad de vida en el futuro.

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