El 6 de junio se conmemora el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados, fecha significativa que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la donación de órganos y su impacto en la vida de miles de personas.
Según la legislación chilena, todos los mayores de 18 años se consideran donantes a menos que hayan expresado lo contrario. En el caso de menores, solo los padres o representantes legales lo pueden autorizar.
Existen dos tipos de donaciones. El donante vivo, quien concede un órgano o parte de él sin afectar su salud, estando permitidos el riñón, pulmón, hígado, intestino y páncreas. Mayores de 18 años pueden donar para familiares directos, cónyuges o personas que conviven con él. También está el donante después del fallecimiento, cuyos órganos son entregados tras el deceso del paciente por daño cerebral severo. Estos pueden ser de cualquier edad, pero deben tener esta causa de muerte y mantener sus órganos en buen estado, sin enfermedades transmisibles.
Una de las dudas que surge en este último aspecto es que si es lo mismo estar en coma que con muerte cerebral. No es igual. Estar en coma implica inconsciencia profunda y falta de respuesta, pero puede haber actividad cerebral y posibilidad de recuperación. La muerte cerebral es la pérdida irreversible de todas las funciones cerebrales, sin posibilidad de recuperación, aunque el cuerpo pueda seguir funcionando con el apoyo de equipos especializados. La determinación de la muerte cerebral se realiza mediante criterios médicos rigurosos.
Otras de las preguntas frecuentes es si siempre se le pregunta a la familia del fallecido por la donación de órganos. Efectivamente, esta decisión final siempre se toma en consulta con sus parientes directos, con quienes se conversa para conocer la última voluntad del paciente y autoricen la donación. Es crucial discutir este tema en familia para evitar dudas y posibles decisiones negativas que puedan surgir en el momento, además de que respetar la voluntad del fallecido ayuda a manejar el duelo y el acto en sí mismo da la posibilidad de aportar para prolongar la vida de otra persona.
En Chile, unos 1.700 pacientes esperan un trasplante como único tratamiento. Para muchos, mejoraría significativamente su calidad de vida, mientras que para otros es su única oportunidad de sobrevivir. La donación de órganos es un acto trascendental que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en muchas personas, promoviendo la esperanza y el altruismo en nuestra sociedad.