En una emocionante y estrecha definición, Sudáfrica se consagró campeón del mundo de rugby tras derrotar a Nueva Zelanda en un partido lleno de emociones.
En el Stade de France de Saint-Denis, con una multitud de espectadores, los Springboks derrotaron 12 a 11 a los All Blacks y levantaron el prestigioso trofeo Webb Ellis por cuarta vez en la historia.
De esta manera, se consolidaron como el seleccionado con más campeonatos mundiales en soledad, dejando en el segundo lugar de dicha tabla justamente a Nueva Zelanda, que gritó campeón tres veces.