Pérdida de aprendizajes permanente y deserción escolar son algunos de los efectos que pueden desencadenarse, si es que no se toman medidas para retomar las clases.
Han transcurrido exactamente 69 días desde que el gremio docente del Servicio Local de Educación Pública (SLEP) inició un paro de actividades, alegando graves problemas de infraestructura e insumos en los colegios de la Región de Atacama. Esto ha dejado a 30 mil alumnos sin clases de 46 establecimientos educativos.
El riesgo de perder clases de manera continua, considerando, especialmente, los efectos que la pandemia ha tenido en miles de niños, es tan perjudicial que uno de los efectos podría ser la deserción escolar. Esto debido a que viven nueva incertidumbre cómo es el no saber qué pasará con su educación. Esto es lo que están experimentando los estudiantes, en pleno proceso de formación.
La académica de la Facultad de Educación de la Universidad de los Andes y directora de la carrera de Pedagogía Básica, Andrea Pardo, comenta que la pérdida de clases en niños y jóvenes «conlleva una falta de certeza y continuidad en sus vidas. En ese espacio de incertidumbre se complejiza mucho el volver a una rutina, a un hábito. Y a los niños les produce un nivel de estrés bastante alto”, dice.
A largo plazo, los efectos más perjudiciales de la pérdida de clases son que los estudiantes abandonen el sistema escolar, lo cual es una gran preocupación, especialmente en la zona norte. En ese caso, el alumno “no ha logrado un objetivo clave, por ejemplo, el leer comprensivamente, el convivir en la escuela y aprender a desarrollar el pensamiento crítico, a trabajar con otros, y el aprendizaje social”, plantea la académica.
¿Qué medidas tomar?
En opinión de Andrea Pardo, es crucial que se establezcan otros espacios donde estos niños puedan recibir atención y educación, en colaboración con otras instituciones de la región; “donde puedan tener clases, aunque sean menos formales, hacerlas, finaliza la académica UANDES”. Y agrega que «en Reactivación Educativa del Mineduc y plataformas como Por un Chile que Lee, existe material para que los niños puedan seguir avanzando en la lectura acorde al programa curricular”.