En el auditorio de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), se efectuó la presentación de la “Primera Encuesta Nacional sobre la Colaboración Social”, realizada por Feedback, junto a Pacto Social y la CChC, durante la cual se entregaron interesantes resultados acerca de lo que entendemos los chilenos por colaboración y cuánto estamos dispuestos a hacerlo.
Durante la actividad, Carlos Rodriguez-Sickert, director de Feedback y director del Centro de Investigación en Complejidad Social de la UDD, planteó que el diagnóstico del escenario actual no es muy positivo: se percibe una muy baja agencia social para enfrentar los problemas comunes. Estudios recientes de Feedback ya habían alertado sobre la debilidad del componente relacional en la disposición de las personas para innovar y emprender, particularmente en la dimensión de colaboración, aspecto en el cual profundiza este nuevo estudio.
«Hoy Chile se enfrenta a una encrucijada donde las personas no se sienten tan comprometidas a colaborar, de hecho sólo un 24% cree que la colaboración es lo que mueve a los chilenos a resolver problemas comunes y más de un 70% considera que los chilenos o reclaman frente a terceros o son indiferentes frente a los problemas comunes. Lo positivo es que son los jóvenes los que asignan más importancia a la colaboración, pues creen que además es muy importante el conocimiento y la innovación, pero esto no ocurre a nivel de otros rangos etarios», sostuvo Carlos Rodriguez, director de Feedback.
Si bien uno de cada cuatro encuestados opinan que la característica más importante para enfrentar de mejor manera los desafíos del país es la colaboración (26%), cuando se les consulta por la actitud que mejor refleja el modo de ser de los chilenos, sólo un 24% cree que los demás colaboran entre sí cuando enfrentan problemas comunes; por el contrario, la mayoría (44%) considera que las personas prefieren reclamar contra los responsables, y un 29% que las personas tienen una actitud de indiferencia ante este tipo de situaciones.
“Nos convoca quizás el más grande de los desafíos que tiene una sociedad: robustecer la colaboración para superar los desafíos que enfrentamos. La colaboración nos ayuda a hacer frente a escenarios complejos fortaleciendo el tejido social. Al trabajar juntos, aumenta el sentido de pertenencia a una comunidad y podemos valorar y cuidar los logros que alcanzamos en conjunto” indica Juan Armando Vicuña, presidente CChC.
La encuesta abordó la disposición a colaborar en distintos contextos sociales, mediante una escala de 5 alternativas posibles. Las dos alternativas que se refieren a una baja o nula disposición a colaborar fueron resumidas en la categoría de “free rider” o “no colaborador”; otras dos alternativas que aluden a la disposición relativa se resumen en “colaborador condicional” y una última alternativa para designar a los “colaboradores incondicionales”.
Respecto de la expectativa sobre la disposición que tienen las personas para solucionar un problema común que afecta al barrio donde viven, la mayoría (58%) considera que existe nula o escasa disposición, 38% identifica una postura de colaboración condicional (depende de lo que hagan otros), y tan solo el 5% considera que las personas tienen una disposición incondicional a colaborar.
Por otra parte, cuando se consulta sobre la propia disposición a colaborar en las soluciones del barrio, la mayoría se inclina por una actitud condicional, es decir están dispuestos a colaborar pero sólo en la medida que otros también destinen tiempo a ello. Por otra parte, son la familia y el trabajo los espacios donde las personas manifiestan una mayor disposición a la colaboración incondicional (61%), es decir, sostienen que están dispuestos a colaborar incluso si es necesario hacerse cargo del trabajo de otros.
Alejandro Fernández, Director Ejecutivo de la Fundación Pacto Social, destaca “este estudio nos entrega también oportunidades. En el caso de los barrios, aunque es bajo el porcentaje de vecinos que están dispuestos a colaborar respecto a problemas comunes, vemos que cuando se trata de seguridad, hay mayor disposición a trabajar en conjunto, por ejemplo generando una mejor coordinación con los carabineros a través de grupos de whatsapp, postulando a fondos para mejorar la iluminación de las calles, o trabajando en la recuperación de un espacio público capturado por el narcotráfico. Por lo tanto, enfrentar en conjunto la inseguridad de los barrios puede ser la primera forma de movilizar y articular a la comunidades para que se empiece a generar una cultura de colaboración que pueda trascender a otros ámbitos”.
Luego de la presentación, se realizó un panel integrado por Lucía Dammert, académica de la Usach; Josefina Aros, investigadora IES; Hernán Hochschild, director ejecutivo de Tenemos que Hablar de Chile; Francisco Gazmuri, gerente gremial de la CChC.