El gerente de Estudios del Consejo Fiscal Autónomo, Mario Arend Serrano, explicó las funciones de este organismo —cuyo objetivo es contribuir al manejo responsable de la política fiscal del Gobierno central— y analizó la situación actual y perspectivas, en la conferencia “Rol del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) y desafíos de sostenibilidad fiscal”, que se realizó en el teatro del Campus Santiago de la Universidad de Valparaíso.
En la ocasión, el expositor destacó que este organismo ha sugerido al Ministerio de Hacienda “retomar la senda de consolidación fiscal”, lo cual implica avanzar hacia un mayor control del gasto público, con miras a ir reduciendo el déficit fiscal y volver a futuro disponer de ahorros para enfrentar las crisis, dado que el país —advirtió— ya no cuenta con “colchones” de recursos como en el pasado.
Esta actividad fue organizada por el Campus Santiago de la Universidad de Valparaíso junto a las carreras de Administración Pública, Ingeniería Comercial y Auditoría.
El concepto “balance estructural” (BE) —política que data de 2001— implica proyectar ingresos fiscales a partir de variables relevantes como el PIB y el precio del cobre de largo plazo, y en función de aquello autorizar un determinado nivel de gasto público. Por eso el gobierno debe fijar una meta de superávit o déficit (según sea el caso) a la hora de elaborar un proyecto de Ley de Presupuesto que se debe aprobar en el Congreso.
Arend destacó que fue una experiencia muy positiva tener la oportunidad de compartir con estudiantes, académicos y académicas, quienes mostraron bastante interés en el tema y formularon interesantes preguntas. “Para nosotros es muy importante poder transmitir nuestra misión”, comentó tras la actividad.
Reducir el déficit
En su exposición, planteó que el país debe hacer un esfuerzo importante para retomar la senda de la consolidación fiscal, lo que implica un mayor control del gasto de la actual administración y de la siguiente, con el objetivo de reducir el déficit estructural, que para este año el CFA ha estimado en torno al tres por ciento del PIB.
“Estamos llamando a retomar la senda de consolidación fiscal, sugerimos al Ministerio de Hacienda contener el gasto en el último trimestre de este año y hacer un esfuerzo adicional para darle credibilidad a la regla, tratemos de llegar al déficit de 2,1 por ciento del PIB”, dijo el experto.
Sin embargo, Arend reconoció que este panorama se ve muy difícil de lograr, debido a que “los últimos meses del año son intensivos en gasto público”. Además, según estimaciones de la Dirección de Presupuestos (Dipres) habría un desvío respecto de la meta del 2,1 por ciento de déficit estructural y este año cerraría con -2,6 por ciento del PIB.
También explicó que ya no hay espacios para nuevos gastos permanentes en los próximos años si no se aumentan las fuentes de financiamiento permanentes, las cuales podrían provenir de un mayor crecimiento tendencial, nuevos ingresos tributarios, menor evasión, reasignaciones o mayor eficiencia del gasto.
El experto del CFA detalló una serie de riesgos para la sostenibilidad fiscal, tales como una actividad económica muy lenta y cercana a cero, estrechos márgenes en la minería, menor recaudación de ingresos por concepto del IVA, una fuerte migración de personas desde la salud privada a la pública, emergencias climáticas (que no deben descartarse como estructurales producto del cambio climático). A esto se suma un escenario internacional de bancos centrales con tasas de interés elevadas, menor crecimiento de economías emergentes, el conflicto en el medio oriente y su impacto en el precio del petróleo, entre otros factores.
Importantes desafíos en materia fiscal
Según Arend “hay desafíos importantes para el país en materia fiscal”, precisando que dado el escenario base sobre el cual se han realizado los cálculos y si el país no encuentra mayores ingresos permanentes, “el gasto fiscal tendría que crecer en promedio entre el 2025 a 2028 solamente un 0,9 por ciento, mientras que en la década anterior crecíamos a tasas cercanas al cinco por ciento”. Con todo, advirtió que el aumento de deuda fiscal generaría implicancias “nocivas sobre, por ejemplo, el costo del financiamiento y eso afectará finalmente a la actividad económica”.
El proyecto de ley de presupuestos para 2024 reduce el déficit estructural, con una meta de 1,9 por ciento del PIB. “Sin embargo, un esfuerzo sustantivo de la consolidación fiscal deberá hacerse en los últimos años de la presente administración, e incluso durante la siguiente, para lograr estabilizar la deuda bruta”, aseguró Arend.
Por otro lado, sostuvo que el CFA estima que se requiere converger a un BE de cero por ciento para no superar el nivel prudente de deuda bruta de 45 por ciento del PIB. Esto, dijo, contrasta con el déficit estructural de 0,5 por ciento del PIB planteado por la Dipres desde 2026 en adelante.
“Lo importante es ser responsables fiscalmente cumpliendo las metas de balance estructural, de forma tal que el nivel prudente de deuda se cumpla, con una deuda estabilizándose por debajo del 45 por ciento del PIB”, dijo el ingeniero comercial de la PUC y máster en Economía de la Universidad Boston College.