Hace unos días el Senado aprobó el proyecto de ley sobre conciliación entre la vida familiar, laboral y personal, el que sigue su tramitación en la Cámara de Diputados. Conciliar los diversos ámbitos de la vida ha sido una preocupación constante en los últimos años, no solamente debido a la participación laboral femenina, sino también como un asunto de primera urgencia para facilitar la provisión de cuidados, el que requiere a todas luces de un reconocimiento estatal.
Con la ley sobre conciliación entre la vida familiar, laboral y personal, se da un paso hacia la corresponsabilidad social del cuidado, comprendiendo que no solamente la familia, el mercado y la comunidad deben proporcionar condiciones adecuadas para la labor de cuidados, sino también el Estado. Se le reconoce así la responsabilidad de articular las condiciones para promover el cuidado, entre ellas, proponiendo leyes que actualicen el corpus jurídico para una mejor provisión de cuidados.
Por otra parte, en la medida que esta ley posibilita el teletrabajo tanto a trabajadoras como trabajadores, se avanzará en términos de corresponsabilidad familiar, de la cual se entiende que tanto mujeres y varones son corresponsables de las tareas de cuidado. Así, con esta normativa se producirá un avance en términos de justicia e igualdad, ya que permitirá que las tareas domésticas y de cuidado se redistribuyan de manera más equitativa entre hombres y mujeres. Por otra parte, los desarrollos legislativos contribuyen a modificar los sistemas de creencias, y en la medida que se cambie lo que se cree, es más probable que se cambie lo que se hace.
Si bien la ley representa un avance, es clave una transformación cultural en la cual la sociedad reconozca la participación de todas y todos los integrantes de la familia en la realización de las tareas domésticas y de cuidado, necesaria para lograr un país más justo e igualitario, que refleje no solamente los valores de la sociedad del presente siglo, sino que además considere su sustentabilidad.