El 12 de agosto se celebra el Día Internacional de la Juventud, conmemoración enmarcada en el reconocimiento de la transformación de las generaciones y su incremento en la participación social.
Al considerar su papel en la actualidad, es crucial no olvidar a los jóvenes en situación de discapacidad, quienes generalmente se ven vulnerados cuando no se les considera como par.
En este contexto, la educación inclusiva se presenta como una herramienta esencial para su desarrollo y empoderamiento. Sin embargo, es importante plantearse ¿qué desafíos enfrenta en el sistema educativo y cómo se pueden superar dichos obstáculos para garantizar que todos, independientemente de sus capacidades, tengan una oportunidad equitativa de prosperar?
Empoderar no es una tarea fácil sin una educación inclusiva y de calidad, la cual no solo debe impactar en el desarrollo de la persona en cuestión, sino que también influya directamente en su vida personal y profesional. Por ello, es fundamental crear oportunidades que proporcionen las habilidades y conocimientos necesarios para avanzar, ayudando a combatir estereotipos y prejuicios, promoviendo una mayor aceptación y comprensión en toda la sociedad.
Es crucial destacar medidas como la inversión en infraestructura y recursos, que no solo beneficien a quien está en una situación de discapacidad, sino que también a su entorno. Asimismo, es fundamental formar educadores con capacitaciones específicas en educación inclusiva, para que puedan transmitir este conocimiento y actuar como agentes de cambio.
Además, es necesario actualizar las políticas públicas para que no solo promuevan la inclusión, sino que también garanticen el apoyo necesario para que cada persona alcance su máximo potencial. Sobre todo, se deben crear instancias de concientización y sensibilización, donde se promueva el respeto, aceptando que no todos somos iguales.