Se podría decir que prácticamente todas las personas han contratado alguna vez un seguro, y en el caso de las empresas sería extraño que no fuera la totalidad.
Estos servicios financieros, que en noviembre conmemoran su mes, son utilizados en todo orden de cosas y han tenido un fuerte auge en los últimos y agitados años, cubriendo desde COVID, pensiones, siniestros, e incluso incendios forestales o robos.
Se trata de un sector que se reinventa constantemente, en la medida que el mundo avanza y se encuentra con nuevos imprevistos. Uno de los más comunes del año en curso son los cortes de Internet. Una situación que a nivel de usuarios puede hacer pasar uno que otro mal rato. Pero en los negocios sus efectos pueden ser devastadores.
En ese contexto, en Chile ha proliferado una nueva figura: los seguros de Internet, que nacieron para responder a una necesidad creciente, consecuencia de los incesantes robos de cable de fibra óptica, que dejan incomunicadas a zonas completas, incluso por varios días.
Los seguros de Internet también emergen en un contexto de preocupación por la alta brecha digital que existe en Chile. Según la Comisión Nacional de Productividad, todavía faltan 21.600 kilómetros de fibra óptica para dar conectividad de alta velocidad a todo el país .
La gran ventaja de esta cobertura es que está basada en enlaces inalámbricos, ayudando a reducir la brecha y mitigando el negativo impacto que tiene para las empresas un corte de suministro.