Este nuevo modelo de producción elimina el uso de insumos químicos, otorga mayor autonomía, reduce gastos y regenera los suelos con prácticas agroecológicas
Las biofábricas están marcando un antes y un después en la Agricultura Familiar Campesina de la región de Valparaíso. Se trata de nuevas instalaciones y modelos de producción donde agricultoras y agricultores elaboran sus propios bioinsumos (biofertilizantes y bioestimulantes de origen natural) a partir de materias primas locales, como restos de cultivos, guano y microorganismos. Estas iniciativas, impulsadas con el apoyo de INDAP, buscan disminuir costos de producción, mejorar la productividad de los cultivos y, sobre todo, avanzar hacia una producción agroecológica más sostenible y resiliente.
Una de las experiencias más exitosas se desarrolla en la localidad de Longotoma, comuna de La Ligua, donde actualmente funcionan dos proyectos asociativos de biofábricas: uno en el sector El Trapiche y otro en La Canela, ambos integrados por grupos de floricultores.
Con infraestructura tipo bodega, tambores de 200 y 1.000 litros, y equipamiento para la preparación de bioinsumos, estas organizaciones hoy elaboran sus propios preparados que aplican en la producción de flores, logrando reducir la dependencia de agroquímicos y generando prácticas más amigables con el medio ambiente.
Fidelisa Saavedra, del sector La Canela en Longotoma, expresó que, “estamos felices con esta biofábrica, porque aprendemos muchas cosas que no teníamos idea que existían. Hacemos abonos orgánicos, súper magro, bokashi y otros preparados que lo que hacen es ayudar a las plantas y a todo lo que nosotros producimos. Económicamente nos sale mucho más barato todo y es más natural. Bajamos las cargas químicas y tenemos un impacto positivo en el medioambiente”. Precisó la agricultora.
Biorreactores
A esta experiencia se suman exitosos proyectos individuales, como el caso de Víctor Orellana Reinoso, agricultor de Calle Larga, y de Héctor Argandoña en la comuna de la Cruz. Además, próximamente comenzará a funcionar otra biofábrica asociativa en la comuna de Hijuelas que ya se encuentra casi lista para funcionar.
En el caso particular del agricultor Víctor Orellana de Calle Larga, este cuenta con una infraestructura que incluye un cobertizo de 36 metros cuadrado donde produce más de 10 tipos de bioproductos, entre ellos supermagro; ácido húmico; acetato de calcio; microorganismos eficaces y bokashi. En este mismo espacio, este agricultor cuenta con un biorreactor aeróbico de 1.000 litros y 15 biorreactores anaeróbicos de 200 litros. Se trata de equipos que constan de un tambor y su función principal es la multiplicación de microorganismos que sirven para producir bioinsumos como el té de compost.
Gracias a esta instalación, este agricultor elabora sus propios bioinsumos para sus cultivos de hortalizas agroecológicas y frutales. «Para nosotros la biofábrica ha sido un cambio enorme. Mejoramos mucho lo que es el suelo, la calidad de las plantas y la precocidad en las cosechas. Por otro lado, me ha permitido bajar mucho los costos, antes teníamos que comprar fertilizantes y productos caros, ahora elaboramos nuestros propios bioinsumos. En esto el apoyo de INDAP ha sido fundamental», comentó Víctor Orellana, agricultor de la comuna de Calle Larga.
Regeneración de suelos
Estos proyectos apuntan a un mismo objetivo: independizar a la Agricultura Familiar Campesina del uso de insumos químicos externos, otorgando mayor autonomía, reduciendo gastos y regenerando los suelos con prácticas agroecológicas. Al mismo tiempo, fomentan la colaboración comunitaria y el intercambio de conocimientos entre agricultores, lo que fortalece el tejido social y productivo en el territorio.
«Las biofábricas se han convertido en una tremenda oportunidad para los pequeños productores y productoras de la región de Valparaíso. Tenemos varias iniciativas desplegadas en el territorio. Tenemos biofábricas para floricultores en el valle Longotoma, en La Ligua; también en Calle Larga y en Quillota y estamos a punto de inaugurar otra en Hijuelas. Así que se ha convertido en una tremenda herramienta que tienen nuestros productores y productoras para disminuir costos, y gracias a innovación tecnológica transitar hacia una agricultura más sostenible y resiliente”, destacó Sergio Valladares, director regional de INDAP Valparaíso.
¿Qué son los bioinsumos y para qué sirven?
Los bioinsumos son productos de origen biológico o natural, como microorganismos (hongos, bacterias) y extractos de plantas, que se utilizan para mejorar la nutrición y protección de cultivos y suelos de manera sostenible. Funcionan como alternativas a los agroquímicos, promoviendo la salud del suelo, la biodiversidad y la resiliencia de los ecosistemas agrícolas, y pueden clasificarse según su función, por ejemplo, como biofertilizantes, bioestimulantes o agentes de control biológico.