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Los mitos y verdades sobre los alimentos “light”, “diet” y “sin azúcar”. Por Javier Maruri Vargas, nutricionista de la UNAB sede Concepción

En el mercado actual abundan los productos con etiquetas que prometen ser “light”, “diet” o “sin azúcar” y, para muchas personas, estas categorías se asocian de inmediato con opciones más saludables. Sin embargo, desde la perspectiva nutricional es importante aclarar mitos y entregar información basada en evidencia.

Javier Maruri, nutricionista de la UNAB, sede Concepción, explicó que no necesariamente un alimento “light” siempre es más saludable. “Según la normativa chilena, ‘light’ significa que el producto tiene al menos un 25% menos de calorías o de un nutriente específico (grasas, azúcares, sodio) respecto a su versión tradicional. Esto no implica automáticamente que sea saludable”, explicó.

El docente apuntó que un snack “light” puede seguir siendo alto en sodio o bajo en fibra, lo que lo convierte en una opción poco recomendable para el consumo frecuente”.

Agregó que, contrario a lo que se cree, hay diferencias entre “light”, “diet” y “sin azúcar”. Un producto “diet” se refiere a aquel diseñado para necesidades específicas, por ejemplo, para personas con diabetes o hipertensión.

“Eso no significa que sean bajos en calorías: un alimento “diet” puede no tener azúcar, pero sí mucho sodio o grasa. Y cuando dice “sin azúcar”, lo que quiere decir es que no se han añadido azúcares como sacarosa, glucosa, fructosa, lactosa o maltosa, de acuerdo con la normativa chilena. Sin embargo, sí puede contener endulzantes no calóricos (como sucralosa o stevia) o carbohidratos presentes de forma natural en el alimento, que también aportan energía”, precisó el especialista.

“El problema es que muchas veces confundimos estos términos y terminamos creyendo que un producto “diet” siempre es bajo en calorías, cuando en realidad solo responde a una modificación puntual”, explicó Maruri.

Consumo no libre de riesgos

Si bien los alimentos “light” pueden ser útiles en contextos clínicos o como apoyo a una alimentación equilibrada, su consumo excesivo no está libre de riesgos, explicó el nutricionista.

“Algunos reemplazan azúcares por endulzantes no calóricos, lo que puede alterar la percepción del dulzor y estimular la preferencia por sabores intensamente dulces. Además, basar la dieta en ultraprocesados “light” desplaza el consumo de alimentos frescos y nutritivos como frutas, verduras y cereales integrales, afectando la calidad global de la dieta”, dijo.

Por esto, insistió en que los alimentos “light” pueden ser una herramienta dentro de un plan nutricional, pero no deben confundirse con sinónimo de salud.

“La clave está en leer el etiquetado, comparar versiones y priorizar siempre una alimentación basada en alimentos naturales y mínimamente procesados. En nutrición, no existen atajos: más que productos “light”, lo que necesitamos es educación alimentaria y decisiones informadas”, finalizó.

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