Mientras la TV transmite un volumen de sucesos delictuales impactantes, muchos de los cuales son tan trágicos que llevan a la impotencia, las lágrimas y al estado de shock. En una “TV diferente” y en las pantallas de muchos aparatos electrónicos se han transmitido dos eventos ampliamente aplaudidos por la audiencia chilena.
Me refiero, por un lado, al comentado Tiny Desk del equipo de 31 Minutos, que un momento de madurez y alta capacidad dada por los años de trabajo sistemático es visto y escuchado por millones de personas alrededor de todo el mundo. Por otra parte, aparece la aplaudida exposición de la Contralora General de la República (CGR), Dorothy Pérez, en el ENADE.
La Contralora tiene el don de la palabra y junto a su equipo están haciendo un gran trabajo dentro de la función pública, lo que me hace sentir esperanza en que la ética volverá a ser un punto indispensable para hacer de este Chile un país mejor.
En tanto, lo de 31 Minutos es de un ámbito tan creativo y maravilloso, que también hace de este trabajo un elemento necesario y estéticamente bello dentro de la cultura nacional.
El actualmente conocido filósofo Byung-Chul Han, creo que nos diría que ambas presentaciones están llenas de belleza y en cierta forma son rituales que nos anclan a la vida. En todo caso hay otra luz de esperanza todavía más sutil y es algo que comparte la Contralora General de la República y los miembros de 31 Minutos: Muchos de sus padres y madres son profesores. Supongo que así, algo tenía que salir bien.