La autora principal de la revisión de los efectos de los fármacos inyectables tirazepatida, semaglutida y liraglutida es la doctora Eva Madrid, investigadora del CCIb y directora del Centro Interdisciplinario de Estudios en Salud (Ciesal) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso.
Un estudio del Centro Cochrane conformado por tres revisiones sistemáticas de la evidencia que arrojan los ensayos clínicos internacionales disponibles en la actualidad, halló pruebas de que los medicamentos adelgazantes inyectables GLP-1 tirazepatida, semaglutida y liraglutida producen una pérdida de peso clínicamente significativa en las personas a las que les son suministrados como tratamiento médico. Sin embargo, el estudio también advierte que la financiación de los ensayos efectuados por la industria plantea ciertas dudas sobre sus resultados.
Los análisis fueron realizados en su mayor parte por investigadores de la Unidad de Síntesis de Evidencia del Centro Cochrane Iberoamericano (CCIb), con el apoyo de la Red Cochrane Iberoamericana y del Centro Cochrane de Alemania-Reino Unido, como parte de un encargo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para fundamentar futuras guías sobre el uso de estos fármacos para tratar la obesidad.
La autora principal de las revisiones es la doctora Eva Madrid, investigadora del CCIb y del Institut de Recerca Sant Pau de Barcelona, España, y directora del Centro Interdisciplinario de Estudios en Salud (Ciesal) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso.
En dichos análisis participaron, además, siete académicos de la Escuela de Medicina e investigadores del Ciesal UV: los doctores Nicolás Meza, Javier Bracchiglione, Victoria Novik, Gabriel Lazcano, Daniel Poloni, Miranda Ocara y Francisca Rinaldi.
Las revisiones evaluaron los efectos de los medicamentos adelgazantes tirazepatida, semaglitida y liraglutida, conocidos como agonistas del receptor de GLP-1 (siglas en inglés del péptido glucagonoide de tipo 1), y concluyeron que cada uno de estos produce una pérdida de peso clínicamente significativa en comparación con un medicamento placebo.
No obstante, la doctora Madrid advierte que la evidencia sobre sus efectos a más largo plazo y secundarios sigue siendo limitada o dudosa, entre otras cosas por los posibles conflictos de intereses existentes.
Origen de los GLP-1
Los fármacos GLP-1 se desarrollaron originalmente para tratar a personas con diabetes tipo 2 y su uso clínico comenzó a mediados del año 2000. En este tipo de pacientes, especialmente quienes padecen una enfermedad del corazón o de los riñones, esos medicamentos mejoraron el control de la glucosa en sangre, redujeron el riesgo de complicaciones cardíacas y renales, ayudaron a adelgazar y disminuyeron el riesgo de muerte precoz.
Más recientemente, se han hecho ensayos para estudiar estos fármacos en personas con obesidad, los cuales comprobaron que imitan la actividad de una hormona natural que enlentece la digestión y ayuda a las personas a sentirse saciadas durante más tiempo. En la actualidad, están autorizados en España y otros países para el control de peso, junto con una dieta hipocalórica y ejercicio en personas con obesidad o sobrepeso y problemas de salud relacionados con el peso.
Pérdida de peso
En todas las revisiones sistemáticas realizadas por los investigadores del Centro Cochrane Iberoamericano la tirazepatida, la semaglutida y la liraglutida produjeron una pérdida de peso significativa en comparación con un placebo al cabo de uno o dos años, siendo probable que estos efectos se mantengan mientras continúa el tratamiento.
De acuerdo con las conclusiones de los análisis, la tirazepatida —inyectada una vez a la semana— dio lugar a una reducción de peso de aproximadamente el 16 por ciento, tras doce a dieciocho meses. La evidencia de ocho ensayos controlados aleatorizados, aplicados en seis mil 361 personas, también apuntó a que estos efectos podrían mantenerse hasta en tres años y medio, aunque los datos de seguridad a largo plazo fueron limitados.
En cuanto a la semaglutida —también al inyectarse semanalmente—, se observó que redujo el peso corporal en casi un once por ciento, después de 24 a 68 semanas, con efectos probablemente prolongables en hasta dos años, según los datos de dieciocho ensayos controlados aleatorizados en 27 mil 949 participantes. Este medicamento aumentó la probabilidad de lograr al menos un cinco por ciento de pérdida de peso corporal, pero se asoció con mayores tasas de efectos secundarios digestivos leves o moderados.
Finalmente, la liraglutida —al suministrarse en una inyección diaria— dio lugar a una reducción de peso medio menor, de entre cuatro y cinco por ciento, según 24 ensayos efectuados en nueve mil 937 participantes. Aun así, aumentó la proporción de personas que lograron una pérdida de peso significativa en comparación con el placebo. Las pruebas de efectos a más largo plazo, sobre dos años, fueron más escasas.
Cabe consignar que en todas las revisiones hubo poca o ninguna diferencia entre estos medicamentos y el placebo, en cuanto a los episodios cardiovasculares graves, la calidad de vida o la mortalidad. Sin embargo, los eventos adversos —en concreto las náuseas y los síntomas digestivos— fueron más frecuentes tanto en quienes recibieron medicamentos GLP-1 como en algunas personas que interrumpieron el tratamiento debido a esos efectos secundarios.
“Estos medicamentos tienen el potencial de producir una pérdida de peso considerable, especialmente en el primer año”, asegura Juan Franco, primer autor de una de las revisiones e investigador de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf de Alemania, vinculado a la Red Cochrane Iberoamericana. “Es un momento emocionante tras décadas de intentos fallidos por encontrar tratamientos eficaces para quienes tienen obesidad”, acota.
Investigación independiente
La doctora Eva Madrid explica que la mayoría de los estudios incluidos en las revisiones sistemáticas fueron financiados por la industria farmacéutica, que participó en gran medida en la planificación, la ejecución, el análisis y el informe de los resultados. A su juicio, esto plantea dudas acerca de los posibles conflictos de intereses y la necesidad de investigación independiente.
Tanto ella como los demás autores también destacaron que el uso más extendido de estos medicamentos debe considerar los determinantes sociales y comerciales de la salud, incluido el acceso, la asequibilidad y la cobertura, para evitar acentuar las desigualdades de salud existentes en personas con obesidad. El elevado precio de la semaglutida y la tirazepatida actualmente limitan el acceso a estos tratamientos, mientras que la patente vencida de la liraglutida ha permitido que estén disponibles versiones genéricas más asequibles. La patente de la semaglutida, en tanto, también vence en 2026.
Los estudios incluidos en las tres revisiones se llevaron a cabo principalmente en países de ingresos medios y altos, y apenas contaron con la representación de regiones como África, Centroamérica y el Sudeste Asiático. Teniendo en cuenta la diversidad en la composición corporal, la alimentación y las conductas de salud entre las poblaciones, los autores señalan la importancia de evaluar cómo funcionan estos medicamentos en contextos mundiales distintos.
“Necesitamos más datos sobre los efectos a largo plazo y otros desenlaces relacionados con la salud cardiovascular, especialmente en personas con menor riesgo”, afirma Eva Madrid.
La autora principal de las revisiones e investigadora del Centro Cochrane Iberoamericano y directora del Ciesal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso en Chile agrega que “la recuperación del peso tras interrumpir el tratamiento podría afectar la sostenibilidad a largo plazo de los beneficios observados. Por ello, se necesitan más estudios independientes con una perspectiva de salud pública”.
En línea con lo anterior, la doctora Madrid concluye que las revisiones subrayan que las investigaciones independientes y a largo plazo son esenciales para fundamentar las decisiones clínicas y de salud pública y para establecer mejor la función de los agonistas del receptor de GLP-1 en el control del peso a largo plazo. En ese sentido, adelanta que “con nuestros resultados la OMS publicará una guía clínica con una recomendación condicional de usar los GLP-1 para el manejo de la obesidad y el sobrepeso, documento que será publicado en noviembre próximo”.