Vivimos en un mundo que cambia a una velocidad que no habíamos imaginado. Cada día aparece una nueva herramienta, una nueva tendencia, una nueva forma de hacer las cosas. Frente a eso, muchas personas sienten miedo e incertidumbre. Miedo a quedarse atrás, miedo a no entender o a no saber cómo adaptarse. Y cuando el miedo se instala, lo que hace es paralizarnos. El gran desafío que tenemos hoy no es tecnológico, es de mentalidad. Necesitamos un cambio de mindset, una nueva forma de mirar la vida y el trabajo. Lo único seguro hoy es que no podemos seguir viendo el entorno con los mismos lentes de antes, porque el mundo cambió. Y siendo así, nosotros también debemos cambiar.
Durante años nos enseñaron a pensar de manera lineal: proyectando el futuro en base al pasado, tomando siempre los escenarios basados en datos históricos y de menor riesgo. Pero esa lógica ya no sirve. Hoy no podemos planificar los próximos años con los datos de ayer. El pensamiento exponencial, ese que imagina cómo crecer diez veces, no solo un diez por ciento más, es el que nos permite innovar, crear y mantenernos vigentes. Esto no significa dejarlo todo, sino atrevernos a hacerlo distinto, a ver la incertidumbre no como una amenaza, sino como una oportunidad.
En este nuevo contexto, hay tres grandes palancas que debemos mover para mantenernos relevantes y liderar el cambio. La primera es ser amigos de la automatización. Esto implica dejar de temerle a la tecnología y usarla como una aliada. Las herramientas digitales no vienen a reemplazarnos, sino a potenciarnos. De hecho, la herramienta de IA puede hacerlo mejor que el humano, pero el humano que usa la tecnología le gana al computador.
Una segunda palanca es la mentalidad de aprender siempre. El aprendizaje continuo ya no es opcional. Las habilidades que nos hicieron exitosos no serán las mismas que nos llevarán al futuro. Necesitamos desarrollar nuevas competencias, desdeel conocimiento hasta las sociales, fomentando el upskilling y el reskilling en nuestros equipos.
Finalmente, la tercera clave es liderar con propósito transformador. Liderar hoy significa inspirar, motivar y acompañar a otros en el cambio. Es fomentar la experimentación, aceptar el error como parte del aprendizaje y cultivar la resiliencia.
Nada de esto depende solo de las empresas o de los gobiernos. Depende también de nosotros. De nuestra disposición a aprender, de nuestra curiosidad y de nuestra valentía para cambiar. Porque si crees que cambiar es arriesgado, más arriesgado es no cambiar.
La invitación es simple: no te preguntes qué vas a aprender este año. Pregúntate qué vas a aprender este mes.