La comida rápida parece perfecta: accesible, rápida y deliciosa. Sin embargo, su alto contenido de grasas, azúcares y calorías, sumado a los residuos que genera, afecta tanto nuestra salud como la del planeta.
Hoy dedicamos casi cuatro horas diarias a alimentarnos y destinamos un 25% de nuestro presupuesto mensual a ello. Las grandes cadenas logran eficiencia gracias a la automatización, la inteligencia artificial y la optimización de distribución y envases, mientras que cocinar en casa exige tiempo y recursos cada vez más escasos.
Además, la estructura de los hogares ha cambiado: menos personas por vivienda y más mujeres trabajando fuera de casa. Esto impulsa un modelo de alimentación más individual y rápido, donde la conveniencia muchas veces reemplaza la calidad nutricional y el impacto ambiental. Las alternativas como la comida congelada ayudan, pero la verdadera revolución sería una comida rápida que sea nutritiva y sustentable.
Si existieran opciones de comida rápida que fueran realmente nutritivas y sustentables, estaríamos más cerca de alcanzar la alimentación ideal para la vida moderna, en la que cocinar tres veces al día se ha vuelto casi un lujo.
¿La buena noticia? Es que sí existen este tipo de innovaciones en Chile.
Una innovación desarrollada en Chile propone justamente eso: transformar platos caseros tradicionales en alimentos portátiles y saludables, envueltos en una capa comestible hecha de proteína de colágeno. Gracias a este formato, es posible comer preparaciones como ají de gallina o pastel de choclo al paso, sin utensilios, sin envases plásticos y sin perder su esencia. Esta tecnología culinaria convierte lo casero en algo callejero, fusionando gastronomía, sustentabilidad y diseño alimentario. Al eliminar los plásticos tanto en el empaque como en el consumo, y al ofrecer comida real (no “sabor a”), esta innovación abre el camino hacia una nueva categoría de comida rápida: una que podría marcar el futuro de la alimentación urbana a nivel global.
Esto demuestra que en Chile la innovación alimentaria no es solo un concepto, sino una realidad tangible. El país se está posicionando como un referente en foodtech, donde creatividad, tecnología y sustentabilidad se combinan para ofrecer soluciones que responden a los desafíos de la vida moderna. Cada desarrollo de este tipo refuerza que Chile no solo produce ideas, sino que las transforma en alimentos que podrían marcar el rumbo de la comida del futuro a nivel global.