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La calle no es un destino, la respuesta está en la vivienda

Más de 150 personas de distintos sectores participaron en el seminario “La ciudad sin lugar”, organizado por Juntos en la Calle, 3xi, Déficit Cero y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos UC, una invitación a repensar la situación de calle como una crisis habitacional más que sólo la suma de problemas sociales

En Chile, más de 55 mil personas vivieron en situación de calle durante el 2024, según cifras de atención de los programas para personas en situación de calle del gobierno. La magnitud del problema confirma que el sinhogarismo se ha convertido en uno de los rostros más evidentes del déficit habitacional del país y de un modelo urbano que margina a quienes no pueden sostener el costo de habitar.

Ese fue el punto de partida del seminario “La ciudad sin lugar: Ciudad y Vivienda para terminar con la situación de calle”, organizado por Juntos en la Calle, 3xi, Déficit Cero y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos UC, donde más de 150 representantes del mundo académico, de las organizaciones sociales, empresas y sector público coincidieron en que el desafío es dejar atrás las medidas asistenciales y avanzar hacia una estrategia que asegure la vivienda como un elemento central para resolver este tema.

“La posición relativa de Chile en el mundo respecto a la gestión de la situación de calle ha ido avanzando en los últimos 30 años de manera sostenida. Sin embargo, no es suficiente si no se previene la llegada a la calle de grupos como los jóvenes egresados de hogares, los privados de libertad, las mujeres víctimas de violencia, los trabajadores informales y los migrantes. Todos ellos con grandes barreras para acceder al mercado de la vivienda”.

“La calle no se solucionará sólo con mayor inversión pública ni con más cupos en programas especializados, existen desafíos financieros, legales, políticos, institucionales y de coordinación entre los distintos actores que planifican y gestionan políticas urbanas a mediano y largo plazo. Estamos adportas de una elección presidencial donde priman las medidas efectistas que disminuyen artificialmente la complejidad de los problemas. Este es uno de los casos. Por eso hicimos este seminario” señaló Karinna Soto, directora de Juntos en la Calle.

Este encuentro fue una invitación a mirar los territorios y no sólo la cantidad de carpas instaladas en los parques. ¿Qué hace que en una ciudad con los mismos ingresos, tasas de empleo, pobreza, consumo de drogas, liderazgos políticos tenga más o menos personas viviendo en la calle que otra de las mismas características? estas discusiones macro instalan una nueva mirada y una nueva esperanza: las más de mil personas en programas de vivienda que han salido de la calle lo demuestran.

El déficit habitacional chileno supera los 650 mil hogares, según estimaciones de Déficit Cero, y en esa cifra se reflejan no solo los campamentos y allegamientos, sino también la vida en la calle. “Durante años hemos separado ambos mundos —la vivienda y el sinhogarismo— cuando en realidad forman parte del mismo fenómeno: la imposibilidad de acceder a la ciudad”, explicó Sebastián Bowen, director ejecutivo de Déficit Cero. “No se puede hablar de desarrollo urbano mientras haya personas que viven literalmente fuera de él”.

Esta mirada estructural contrasta con políticas centradas en la “limpieza urbana”, que lejos de resolver el problema, lo agravan. Así lo expuso el sociólogo Chris Herring, de la Universidad de California (UCLA), quien ha investigado durante más de una década las consecuencias de los desalojos en ciudades como San Francisco y Los Ángeles. “Cada vez que un territorio desaloja a personas en situación de calle, lo único que hace es mover el problema de un lugar a otro. No hay menos pobreza, solo más exclusión”, señaló. “Las ciudades deben dejar de esconder a las personas y comenzar a garantizar soluciones que resuelvan el problema en conjunto con distintos actores”.

La arquitecta chilena Valentina Cortés-Urra, investigadora de la Universidad Tecnológica de Eindhoven (Holanda) con amplia trayectoria en políticas habitacionales, planificación urbana y vivienda adecuada, profundizó en el enfoque Housing First (Vivienda Primero), que prioriza el acceso a una vivienda estable como punto de partida para la inclusión social. En Holanda, ella participa del diseño e implementación de una estrategia para terminar con la situación de calle donde los programas basados en este modelo han impactado positivamente la vida de muchas personas a la vez que han ahorrado importantes recursos al Estado, al combinar vivienda estable con acompañamiento social y servicios de distinto tipo.

“Primero la vivienda, luego todo lo demás. Cortés-Urra indicó que “La evidencia muestra que este modelo no solo mejora la estabilidad personal, sino que reduce costos en salud, seguridad y asistencia”, donde el desafío para Chile, es adaptar estas experiencias a la realidad de cada territorio, integrando prácticas comunitarias y de cuidado, sobre un tejido social que sostenga la iniciativa.

Desde España, Carlota Jiménez de Andrade, directora de impacto de tuTECHÔ, iniciativa privada que lidera un fondo de inversión de impacto y una fundación que ha logrado escalar soluciones de vivienda para personas que viven en la calle o que están en riesgo de estarlo. Su organización ha gestionado más de 400 viviendas junto a 80 entidades sociales, combinando capital público, privado y comunitario. “El desafío es dejar de pensar la vivienda social como gasto y verla como inversión. “Cuando los sectores colaboran, construyen confianza pueden invertir juntos donde la vivienda se convierte en una herramienta de cohesión, no de exclusión”, aseguró Jimenez de Andrade.

Para Osvaldo Moreno, director de la Facultad de Arquitectura UC, el seminario reflejó la posibilidad de un trabajo intersectorial donde la academia dialogue con la práctica:“Parte del problema de la situación de calle está en cómo hemos diseñado y planificado nuestras ciudades. Abordarla exige mirar más allá de la pobreza y entender las formas de exclusión urbana y habitacional que hemos construido. Nos interesa seguir aprendiendo desde la realidad y avanzar en soluciones interdisciplinarias que contribuyan a transformar. Este seminario ha sido una piedra angular para abrir ese diálogo y renovar nuestro compromiso con ciudades más justas”.

El seminario puso en valor la colaboración entre distintos sectores para generar soluciones desde las más de 50 organizaciones sociales, municipios y empresas, que colaboran en la red de Juntos en la Calle y 3xi. Su alianza con Déficit Cero y la Facultad de Arquitectura UC están vinculando las propuestas para mejorar la política habitacional con el derecho a la ciudad, la planificación urbana y la integración territorial. “La situación de calle es solo la punta del iceberg de un déficit habitacional profundo. Para cambiarlo, hay que atreverse a impulsar nuevos modelos, diversificar las formas de acceso a la vivienda y pasar de lo reactivo a lo preventivo. Todo suma: la propiedad, el arriendo, lo público y lo privado. No hay soluciones mágicas, pero sí un camino común: actuar juntos y contagiar al de al lado para construir un país sin calle”, sostuvo Roberto Pons, empresario y miembro del directorio de Juntos en la Calle.

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