Un 20% de los encuestados ancla los estantes, un 27% no cuelga cuadros sobre la cama y el 37% no ubica objetos pesados en altura.
Chile es un país altamente sísmico, con más de siete mil movimientos telúricos registrados cada año, lo que se traduce en cerca de veinte temblores diarios, donde la gran mayoría pasa desapercibido. Aun así, y pese a esta actividad constante, una encuesta reciente mostró que la población no está tan preparada para enfrentar un terremoto como solemos asumir.
Una encuesta realizada por la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Los Andes, junto con Tú Influyes -aplicada a 1.425 personas mayores de 18 años de Arica a Punta Arenas y de todos los grupos socioeconómicos- reveló recientemente la percepción y preparación que tienen los chilenos ante los sismos.
¿Estamos preparados para un terremoto?
El estudio de opinión arrojó que solo un 12% de los chilenos tiene mochila de emergencia, un 20% ancla sus estantes, un 27% evita colgar cuadros sobre la cama y un 37% no ubica objetos pesados en altura. “A pesar de la fuerte percepción de amenaza, las medidas preventivas en los hogares siguen siendo limitadas. Lo más peligroso en un terremoto suelen ser los elementos no estructurales, es decir, las cosas que se caen y pueden lesionar”, explicó José Antonio Abell, académico experto en ingeniería antisísmica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes.
¿Cuáles son los lugares más seguros del hogar?
Sobre los lugares más seguros de la casa para resistir un movimiento telúrico, el 54% de los encuestados cree que es bajo el umbral de una puerta, idea que persiste con mayor fuerza entre personas mayores (57%) y quienes habitan casas en terreno plano (59%). El académico UANDES aclara que esta opción puede ser válida solo si el dintel corresponde a un elemento estructural resistente. De lo contrario, recomienda buscar una mesa firme y ponerse debajo, lejos de objetos que puedan caer. En departamentos, aconseja abrir la puerta principal para evitar que se trabe y nunca usar ascensores. Si la caja de escaleras está rodeada de muros, puede servir de refugio, pero no se deben descender hasta que pase el movimiento fuerte. “Estas medidas hay que conversarlas en familia, para que todos sepan qué hacer ante una emergencia”, enfatizó el experto.
Ubicarse bajo una mesa resistente solo es mencionada por entre un 13% y un 21% de los encuestados, dependiendo del tipo de vivienda. En departamentos, especialmente en terreno en pendiente, las respuestas tienden a diversificarse, incluyendo menciones como la caja escala (14%) o incluso la tina del baño (hasta un 7%), lo que sugiere que el entorno arquitectónico influye en la percepción de seguridad.
Percepción de riesgo y confianza estructural de viviendas
En la zona centro del país los encuestados presentan una mayor percepción de riesgo (87%) y también se sienten más confiadas en la resistencia de sus viviendas: un 42% declara estar “muy confiado/a” frente a un sismo como el del 27-F.
En contraste, la zona costera, que percibe menos riesgo (77%), muestra también los niveles más altos de desconfianza estructural: un 16% dice sentirse “poco o nada confiado/a”. Además, el 61% del grupo ABC1 se siente “muy confiado” en la resistencia estructural de su vivienda, cifra que cae al 26% en el grupo E.
Finalmente, las expectativas frente a la normativa sísmica varían: los sectores altos esperan que los edificios “no colapsen”, mientras los sectores de bajos recursos priorizan que las viviendas “se mantengan habitables” después del sismo. “Chile tiene reconocimiento internacional por su ingeniería antisísmica, pero la preparación ciudadana aún es baja. Persisten mitos y prácticas preventivas insuficientes, lo que evidencia la urgencia de reforzar campañas educativas y políticas públicas que aumenten la resiliencia”, concluyó Abell.