El director de la carrera de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, Campus República, Michel Garat, advierte que el aumento de las temperaturas nocturnas está reduciendo el sueño reparador y elevando síntomas de ansiedad, depresión y agotamiento laboral, especialmente en personas con alta demanda laboral y en grupos vulnerables.
El incremento sostenido de las temperaturas durante la noche está alterando la forma en que la población duerme y se recupera las noches calurosas se han vuelto un problema creciente para la salud mental y el bienestar diario. Por el solo hecho de no dormir puede afectar desde las funciones laborales hasta generar cuadros de ansiedad
Así lo alerta Michel Garat, director de la carrera de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, Campus República, quien explica que el cuerpo humano necesita disminuir su temperatura interna para conciliar el sueño; sin embargo, cuando el ambiente no baja lo suficiente, “las personas tienen más dificultades para dormir, se despiertan repetidamente y sienten que descansan a medias”.
Estudios internacionales respaldan esta observación ya que, a mayor temperatura nocturna, menos minutos de sueño total, más despertares y una fuerte reducción del sueño profundo, la fase clave para la recuperación física y emocional.
Estrés laboral y calor
El director advierte que muchas personas terminan el día con un nivel de estrés muy elevado, marcado por jornadas extensas, presión por resultados, tareas emocionalmente exigentes y preocupación económica constante. “La mente sigue encendida, aparecen las vueltas y vueltas a los mismos pensamientos y se hace muy difícil desconectarse, incluso cuando el cuerpo ya está rendido”, señala.
El calor nocturno actúa como un segundo golpe, debido a que incluso cuando se logra dormir, la temperatura del dormitorio impide que el sueño sea profundo. “Al día siguiente, la persona presenta menos energía, menor capacidad de concentración y más irritabilidad, lo que aumenta la tensión laboral y perpetúa el ciclo: más estrés, peor sueño; peor sueño, más estrés”, describe el académico.
Impacto directo en la salud mental
Dormir mal durante días o semanas se transforma en un factor de riesgo claro. “La evidencia científica muestra una asociación entre la mala calidad de sueño sostenida y un aumento de síntomas de ansiedad, trastornos depresivos, burnout o agotamiento laboral, especialmente en áreas de alta demanda como salud, educación y servicios”, explica el docente.
En varios países también se han observado más consultas de urgencia por crisis de angustia y descompensaciones de trastornos mentales durante episodios de calor extremo. “El calor no solo incomoda, si no que puede llevar a muchas personas al límite de sus recursos emocionales”, enfatiza.
Los grupos más afectados
Garat explica que el fenómeno impacta a toda la población, pero ciertos grupos están más expuestos, tales como “personas con turnos extensos, rotativos o trabajos físicamente exigentes, quienes ya viven con ansiedad o depresión, adultos mayores, hogares con poca ventilación o sin sistemas de enfriamiento”.
En ellos, la combinación de calor nocturno, estrés y falta de descanso deteriora significativamente su calidad de vida.
Recomendaciones
El académico señala que el origen del problema es estructural, cambio climático y exigencias laborales, pero resalta que existen medidas concretas que pueden aliviar el impacto.
En los hogares se recomienda “ventilar estratégicamente para reducir la acumulación de calor, usar ropa de cama ligera y telas transpirables, evitar comidas pesadas, cafeína y alcohol antes de dormir, reducir el uso de pantallas y promover rutinas calmadas al final del día o consultar a profesionales si el insomnio o la irritabilidad persisten”
En los lugares de trabajo explica que es necesario “reconocer el calor y la falta de sueño como factores que afectan salud, seguridad y desempeño, revisar horarios y cargas laborales en períodos de calor extremo, incorporar educación sobre descanso y manejo del estrés en programas de bienestar y Fomentar ambientes donde hablar de cansancio y salud mental sea parte del cuidado colectivo”.