Durante seis días, la localidad costera de Matanzas, en la comuna de Navidad, fue el escenario del International Volunteer Trip de Years of Culture Qatar–Chile 2025. El programa reunió a voluntarios qataríes, artistas y profesionales qataríes y chilenos con la comunidad local para trabajar en proyectos de impacto social, cultural y ambiental, combinando limpieza de playas, talleres artísticos, oficios tradicionales y encuentros comunitarios.
La iniciativa —organizada por Qatar Museums, junto a la gestora cultural Trama, el colectivo artístico La Cancha y la Municipalidad de Navidad— contó con la colaboración de actores locales en actividades específicas: la Federación de Algueras de Navidad, liderada por Cecilia Masferrer; la Junta de Vecinos de Matanzas; el Bato Estudio Creativo, junto a la maestra ceramista Ana Hinojosa; y la ONG Sup Río Abajo, que apoyó la jornada de limpieza de playas.
“Quizás algunos de los voluntarios nunca se habían involucrado en campañas de limpieza de playa ni habían experimentado remar en un kayak o en SUP. Para ellos fue inolvidable: recoger microplásticos, ropa y vidrios en un área que debería estar bajo la protección de la UNESCO. (…) Pero, como les digo, esos son minutos en tu vida que recordarás para siempre. Lo importante es que los voluntarios se conviertan en embajadores, que hablen de Chile y Argentina cuando regresen, porque lo que queremos es dejar un legado que continúe más allá del viaje”, señaló Hazem Idriss, director de Community Service en Qatar Museums
Una semana de colaboración intercultural
El programa se desarrolló entre el 27 de septiembre y el 2 de octubre en Matanzas, con un itinerario que incluyó:
● Limpieza costera y deportes náuticos en la desembocadura del río Rapel, con apoyo de la ONG Sup Río Abajo.
● Mural comunitario, co creado entre artistas chilenos y qataríes en la Junta de Vecinos de Matanzas.
● Ruta de las Algueras, visibilizando un oficio ancestral y la transmisión de saberes de mujeres recolectoras a las nuevas generaciones.
● Talleres de oficios y creatividad comunitaria, incluyendo alfarería, cerámica, fotografía y restauración con técnicas tradicionales.
● Renovación de flora nativa, con la plantación de especies emblemáticas como maqui, maitén, peumo, alstroemería y pata de guanaco.
● Cocina colaborativa, integrando recetas locales y qataríes en un espacio de intercambio cultural.
“Para nosotros era muy importante partir con una limpieza de playas para que los voluntarios entendieran el contexto geográfico y la biodiversidad particular de la desembocadura del Rapel. (…) Ha sido un encuentro muy enriquecedor: descubrir coincidencias entre nuestras culturas, desde la geometría de los textiles de los beduinos y los pueblos originarios chilenos, hasta la manera en que ambos nos relacionamos con la naturaleza. La primera conexión siempre fue la naturaleza, ese fue el idioma común”, comentó José Tomás Guzmán, director de La Cancha.
La actividad con las algueras fue uno de los hitos más relevantes del voluntariado, al visibilizar el rol de las mujeres recolectoras y reforzar la conexión entre cultura, naturaleza y comunidad.
“Years of Culture es un programa enfocado en el legado de los eventos que ejecuta. Elegimos Matanzas porque aquí ya habíamos conocido una comunidad comprometida y organizada, que entiende la cultura como un motor vital para su desarrollo. Eso hacía la diferencia: sabíamos que el voluntariado no quedaría en un evento pasajero, sino que tendría continuidad en el trabajo y en la memoria colectiva. Nuestra visión desde Trama fue descentralizar, salir de los grandes centros urbanos y apostar por un territorio que muestra cómo la creatividad y la colaboración pueden transformar la vida comunitaria y dejar un legado real”, agregó Natalia Stipo, directora de la gestora cultural Trama.
Un legado compartido
El Volunteer’s Trip dejó en Matanzas no sólo murales, espacios limpios y nuevas plantas nativas, sino también la certeza de que la cultura puede ser un puente entre personas, territorios y formas de vida.
En el espíritu de Years of Culture, cada acción —desde retirar basura del mar hasta compartir una receta o pintar un mural— se convirtió en un puente entre culturas. En Matanzas, naturaleza y comunidad fueron el escenario de un mensaje simple pero poderoso: cuidar el entorno también es una forma de hacer cultura.