A horas de la definición del Top 10 de la Asociación de Rugby de Santiago (ARUSA), los capitanes Eduardo Orpis (Craighouse Old Boys, COBS) y Joaquín Troncoso (Old Mackayans, Old Macks) anticipan un duelo intenso y de alta exigencia. La organización, liderada por el director de ARUSA, Dalivor Franulic, espera una gran convocatoria.
La final entre COBS y Old Macks se disputará este sábado 25 de octubre y pondrá frente a frente a dos instituciones que llegan con convicción y una hoja de ruta marcada por el profesionalismo del rugby amateur. Los capitanes Eduardo Orpis y Joaquín Troncoso coincidieron en que el encuentro debe ser “una fiesta” dentro y fuera de la cancha, mientras ARUSA confirmó un operativo especial para recibir a miles de hinchas, incluido un homenaje a la selección nacional.
Eduardo Orpis, capitán de COBS, valoró el trayecto de su plantel durante la temporada, con énfasis en la capacidad de adaptación tras un periodo de recambio. “Estamos muy emocionados, muy motivados por enfrentar una nueva final. Tuvimos un recambio de jugadores y de staff; al inicio no se dieron los resultados que esperábamos, pero en la última parte del año nos supimos levantar y arreglar lo que debíamos mejorar. El equipo se unió y hoy está más motivado que nunca”, afirmó.
Desde Viña del Mar, Joaquín Troncoso subrayó la consistencia del proceso de Old Macks y el respaldo institucional. “Mi rol de capitán tiene hartas responsabilidades, pero ha sido fácil porque la institución ha trabajado muy bien en los últimos dos años. Somos un plantel amplio de 70 jugadores, sin grandes lesiones, con un grupo afiatado desde la llegada del cuerpo técnico. Aprendimos de la semifinal pasada y trabajamos el doble. Ser de región implica viajes y sacrificios, y ese esfuerzo es nuestro envión para consolidarlo con un título”, señaló.
Ambos capitanes enviaron un mensaje a las divisiones menores y sus familias, tras la masiva presencia de niños en la jornada de semifinales. Orpis apeló al rol de la hinchada: “Que sigan alentando con la camiseta roja y azul; ese impulso se siente en la cancha y nos empuja los 80 minutos”. Troncoso insistió en el valor formativo del rugby: “Es una escuela de vida. Se generan comunidad, valores, perseverancia y resiliencia. En el club, padres y madres participan como entrenadores, managers y en la organización; es una comunidad que integra y da sentido”.
El crecimiento del rugby chileno, impulsado por los recientes hitos de Los Cóndores, fue tema obligado. Orpis destacó el efecto contagio: “La visibilidad ha crecido y debemos empujar para que el rugby llegue a todas las regiones; forma personas íntegras, desde los siete años hasta el adulto”. Troncoso llamó a capitalizar el momento: “Chile clasificó al Mundial y llenó un estadio con 25.000 personas. Es la hora de convertir el interés en realidad permanente, con espacios para que cualquiera pueda jugar donde esté”.
En el plano competitivo, los capitanes reconocieron el salto de calidad del torneo. “Este año el profesionalismo en la primera división se ha sentido. Las estadísticas, la incorporación de un tercer equipo —la preintermedia— y la mayor competencia interna elevan el rendimiento de todos”, dijo Orpis. Troncoso coincidió: “La diferencia entre un amateur y un profesional en este nivel es la remuneración; la exigencia física y mental debe ser la misma. Hoy los 23 que entran a la cancha están en plenitud física, con semanas de entrenamiento que marcan la brecha respecto de hace cinco años”.
Del lado organizativo, Dalivor Franulic, director de ARUSA, remarcó el propósito de ofrecer una experiencia integral. “El mismo domingo explotó la venta de entradas. Vienen más de mil personas desde Viña del Mar y se sumarán las comunidades de las otras finales del día. Habrá fan zone con buena oferta gastronómica, zonas de descanso y hospitality. Queremos una fiesta y un ejemplo de comportamiento”, explicó. El dirigente destacó el trabajo conjunto con productoras, la transmisión de partidos y el aporte de los medios aliados: “Nada de esto es casualidad; se están sentando bases para crecer en licencias, clubes y participación”.
La ceremonia del entretiempo incluirá un gesto simbólico hacia la selección. “Invitamos a una delegación de la Federación con Los Cóndores para un reconocimiento por la segunda clasificación mundialista y su proyección hacia Australia 2027. El origen está en los clubes y queremos subrayarlo”, adelantó Franulic. Además, ARUSA presentará al juez del encuentro, Raimundo Fuenzalida, en su primera final como árbitro, como parte de la renovación del referato.
Tanto Orpis cómo Troncoso coincidieron en que las finales “se juegan con corazón” y exigieron mantener los valores del juego en las tribunas. “Mostremos un alto rendimiento y un buen espectáculo; que el aliento de las barras sea el complemento perfecto y que siempre prime el respeto”, pidió el capitán de COBS. Desde Old Macks, el mensaje fue similar, con un componente de orgullo regional: “Esperamos un carnaval. Viajan ocho o nueve buses de menores con camisetas y banderas. Dejaremos el alma en la cancha”.
La creciente masificación también se expresa en la apertura de los clubes. Troncoso subrayó que el plantel superior de Old Macks —preintermedia, intermedia y primera— convive con una vida social activa y espacios para más 35, con personas que se suman por comunidad más que por origen escolar. Orpis, por su parte, recordó que COBS integra a jugadores externos al colegio y hoy cuenta con alrededor de diez rugbistas de regiones en sus tres planteles adultos, lo que refuerza su carácter abierto.
Más allá del objetivo deportivo, el equilibrio personal sigue siendo un desafío. Troncoso lo explicó sin rodeos: “Compatibilizar trabajo, familia y rugby exige orden y prioridades claras. Cuando algo te apasiona, se vuelve tu prioridad y lo haces compatible”. Orpis complementó: “Llevamos toda una vida en esto. En la categoría amateur hay mayor involucramiento administrativo, pero nos complementa como personas. Ser capitán de los colores que represento, desde los siete años es mi mayor orgullo deportivo”.
La final de ARUSA enfrentará dos proyectos que se han profesionalizado sin perder su raíz comunitaria. Con planteles consolidados, base juvenil comprometida y una organización que busca elevar la experiencia del espectador, COBS y Old Macks llegan al partido decisivo con promesa de intensidad y un mensaje común: el rugby chileno vive un momento bisagra que debe transformarse en crecimiento sostenido, dentro y fuera de la cancha. El sábado, la definición no solo entregará un campeón; también pondrá a prueba la madurez de un ecosistema que se asume protagonista del futuro del deporte ovalado en el país.