Carabineros de Chile se encuentra ad portas de cumplir cien años de historia. En este contexto, la Institución avanza con decisión en un proceso de modernización profunda, orientado a fortalecer su rol en una sociedad dinámica y en constante transformación. Uno de los ejes fundamentales de este proceso se centra en ofrecer a Chile un profesional de la seguridad moderno y ejemplar: un Carabinero que sea un referente en todo sentido, un líder íntegro, cercano, empático y con una vocación a toda prueba.
El indiscutible avance del crimen organizado y las nuevas exigencias sociales requieren no solo más carabineros, sino sobre todo mejores carabineros. Como Institución, tenemos la firme convicción de que el profesionalismo en el servicio es la clave para contar con un capital humano altamente preparado, con las competencias necesarias para enfrentar la dinámica delictual y responder eficazmente a las demandas ciudadanas.
La formación del Carabinero del Centenario no constituye una mera declaración de intenciones, sino una realidad concreta que se materializa en cambios estructurales y pedagógicos orientados al cumplimiento de los nuevos objetivos institucionales, definidos a corto, mediano y largo plazo.
Actualización de los requisitos de ingreso.
Se amplió el rango etario de postulación, pasando de un máximo de 21 a 30 años, manteniendo la edad mínima en 18. En cuanto a los requisitos físicos, la estatura mínima se redujo a 1,60 metros para hombres y 1,50 metros para mujeres. Respecto de los estudios, se exige haber aprobado o estar cursando cuarto medio. Estos ajustes promueven la inclusión y la igualdad de oportunidades, fortaleciendo el mérito y la representatividad social.
El proceso de formación inicial pasó de un año a dos años lectivos, con una estructura modular que equilibra la instrucción técnica con la formación valórica y ciudadana. El primer año está enfocado en el desarrollo personal, ético y social; el segundo, en la preparación operativa y la práctica profesional. Este cambio busca consolidar un aprendizaje que combine la técnica policial con la comprensión del entorno social y los valores democráticos.
Nueva malla curricular.
En un esfuerzo por elevar la profesionalización de la función policial, y gracias a la colaboración público privada con Universidades estatales como la Universidad de Chile y la Universidad de Santiago, se rediseñó la malla curricular de la Escuela de Formación de Carabineros. Esta nueva estructura se organiza en torno a cuatro pilares esenciales, formación ética y valórica (derechos humanos, perspectiva de género, ética pública y responsabilidad profesional) formación ciudadana (comunicación efectiva, mediación, participación comunitaria y enfoque territorial) formación técnica (técnicas policiales, tránsito, control de orden público, emergencias y defensa personal) y prácticas profesionales en terreno, que ahora se desarrollan no solo en comisarías, sino también en espacios comunitarios como juntas vecinales, municipios y programas sociales. Con ello se refuerza el carácter preventivo y colaborativo de la función policial.
Todo lo anterior evidencia que la transformación de la formación policial es un esfuerzo serio, sostenido y de profundo impacto social, que refuerza el compromiso de la Institución con la excelencia, la educación y la vocación de servicio. Hoy, más que nunca, es tiempo de que las nuevas generaciones vean en Carabineros de Chile no solo una carrera, sino una forma noble y trascendente de contribuir al futuro del país.