Desde Fundación P!ensa presentaron la décimo primera versión de la Encuesta de Calidad de Vida en colaboración con Caja 18, donde se pregunta la opinión a los ciudadanos de las 10 ciudades más grandes de la región de Valparaíso.
Los temas considerados fueron: seguridad, transporte y movilidad, servicios urbanos, educación, salud, entorno urbano, condiciones laborales y bienestar individual.
El indicador general de calidad de vida aumentó, siguiendo la tendencia del año pasado y acercándose por primera vez a los valores que teníamos antes del estallido.
Desde la heterogeneidad territorial, esta alza se explica mayormente por el crecimiento del indicador en Los Andes, San Felipe, La Ligua, Concón, Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana.
A nivel de temas, la evaluación de todas las dimensiones evaluadas sube respecto del año pasado. Sin embargo, sigue llamando la atención el estancamiento de la movilidad y el equipamiento urbano.

Los resultados de este año llaman a repensar el asunto de la inseguridad en la región. Indiscutiblemente, la delincuencia sigue siendo uno de los mayores dolores en las ciudades consideradas, pero las sensaciones de vulnerabilidad también parecen explicarse por la precariedad del entorno urbano y de los medios de transporte público.
En términos de política, los resultados nos invitan a pensar en medidas multidimensionales que consideren el entorno donde viven los ciudadanos. Allí existen ejemplos concretos, como el estado de las plazas, las condiciones de los paraderos o de las estaciones de metro. Todo eso afecta el nivel de seguridad de las personas, especialmente de los grupos más vulnerables.
Los resultados marcan una especie de estabilización en la región. Por primera vez nos acercamos a los indicadores pre-estallido, lo que representa una muy buena señal y un aliciente para el gobierno subnacional que se instalará desde marzo.
